Ais, cositas que tengo que decir; la primera de ellas es que ido a Media Markt a ver lavadoras y he visto a mis amiguitos que me han dicho hola con la manita.
La segunda es que me he comprado un bolso porque el mío estaba hecho polvo.
Y la tercera es que ayer fui al rodaje del corto.
Qué decir del corto.
Lo primero es que me timaron vilmente y sin escrúpulos, porque servidora va para productora, ya sabes: PRODUCTORA.
Y me dieron el micro y me dijeron: "Ala, sujeta la jirafa". Y claro, aquello parecía una pobre niña haciendo el spiderman con los puñeteros micros, que encima no me daban los brazos más de sí.
Servidora alcanza el 1.68 de altura, nada más.
Así que me pasé unas cuatro horicas de buen rollo, haciendo de técnica de sonido.
Y todo porque en Media Markt estuve en el departamento de sonido.
Por el resto: los actores estaban divididos entre chulo of the barrio, y D. Roberto, que era un capo tal cual al gallego de Airbag sólo que el nuestro con acento maño.
Impresionante, casi me da algo.
Llega a decir la frase: "Ya no se oyen disparos, los chicos han acabado con ellos, ¿o qué?" y me caigo al suelo con la patita para arriba.
La verdad es que te ríes bastante, es divertido.
Algo que debería probar todo el mundo al menos una vez en su vida.
La cuestión es que el corto era la segunda parte de uno previo, que se titulaba: "Por un puñado de euros".
La segunda parte se llama: "Por dos puñados de euros".
Y si la tercera se llama: "Por tres puñados de euros", cojo y me voy del rodaje.
Mentalmente no lo superaría.
Tengo agujetas del micro, ais, ais, ais.
Próxima vez, finjo una lipotimia.
Me voy a probar mi bolso.
Nota: No he podido resistirlo, he visto a Errol haciendo de Robin y me ha subyugado. Una de las pelis donde más aceite se pierde de la historia.
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