Hoy vuelvo a tener sueño, de hecho un sueño que me muero. Para mí que estoy entrando en hibernación como los osos unos cuantos meses antes.
Ayer a una amiga y a mí, si nos ocurrió una idea para un relato que era una fumada que para qué.
Creo que debería llevarlo a la práctica.
Me he hecho una herida en el petete y me duele mogollón, además y lo más triste es que creo que me la he hecho en la cama.
Prefiero no pensar cómo, ni cuándo porque me daría demasiado miedo.
Ayer me volví a hacer mis mechas rubias, así que me quité un par de cientos de neuronas para ser una rubia completa y no desentonar.
Creo que he perdido mis apuntes de clase, y eso es malo, muy malo.
Pero a cambio he encontrado miles de pulseras que me habían regalado.
Que si de coral, que si de malaquita, que si de turquesa, oye una cosa espectacular.
Y las encontré por casualidad.
Di que las que más me gustan, que son las que llevo, son dos; una es de coral rojo auténtico y la otra es de coña, de plástico con ojitos que me compré en Olimpia.
A la última le tengo más cariño que otra cosa, es valor sentimental. Además la goma se está dando y eso quiere decir que cualquier día se romperá. Y ese día lloraré, o me tendré que ir de nuevo a Grecia para comprarme una igual, vil excusa, jas, jas, jas.
Nota: Éste wallpaper me traumatizó anoche. Puedo oír los maooo, maooo, me hundo, maooo.
Si ya sabía yo que la excusa de la pulsera iba a calar hondo.
El tigre luego se convirtió en pez, en pez tigre.
Que gracia tengo, que barbaridad.
Posted by Corhonis | 5:25 PM
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