Jos, me deprimo.
La cuestión es que me gusta mucho escribir, y sobre todo escribir guiones. Pero es que llego tan tarde de currar y tan cansada que no se me ocurre nada mas que ver la tele e irme a la cama. Es penoso, yo antes hacía mucho deporte, era mucho más activa y ahora mismo me está venciendo la inactividad.
Hasta los fines de semana no se qué hacer y se me hacen demasiado cortos.
No se... es una sensación rara y si desde luego es para toda la vida, jodor, me voy de misiones a la Patagonia. De misiones punitivas claro, robar reliquias y eso, es por la carrera. Es que cuando la cabra tira al monte...
Otra cosa extraña que me pasa, cada vez que me desmaquillo los ojitos con un tónico especial, no veo bien. Y no me meto el tónico en el ojo, que podría... ¿y si me estoy dejado ciega?, porque sorda ya lo estoy gracias a mi compañero de deportes.
Nu se, como tampoco es que me apetezca extenderme más, creo que pondré aquí una historieta engendra y ya está.
Muy bien, la historia es simple y me he decidido a contarla para que todo el mundo la sepa.
O al menos una buena parte de ese mundo.
Me llamo Pablo, Pablo González, o como me gusta ser conocido: XJ4PO. MI nick.
La cuestión es que todo empezó el día que la conocí. En una convención de aquellos que podemos denominar frikis.
Caminaba sin rumbo cierto a través de las decenas de stands de propaganda, costumizado de uno de mis héroes favoritos, cuando la vi.
Allí estaba, vestida, o mejor dicho, desvestida de princesa Leia. Con su bikini, ese bikini con el que generaciones enteras hemos soñado, su cabello recogido en la nuca en una vistosa y poblada trenza y unos ojos y unos labios que conducían a la perdición.
Bueno, esa era su amiga, ella estaba al lado disfrazada de cafetera.
Creo entender que alguien le aviso que iban a una fiesta de disfraces, pero claro, una de esas fiestas de personas normales. No una reunión de fans de La Guerra de las Galaxias.
La verdad, que no se si por su botón de la espuma, o por como agarraba la taza entre sus dedos, me enamore.
Y decidí aventurarme.
Y así estamos, cinco años viviendo juntos en nuestro Tatooine particular.
Y todos los años en cuanto llega el verano, la misma discusión de siempre.
Autobús o coche.
Y yo siempre digo lo mismo: mi coche, o lo que es lo mismo, mi Halcón Vectrario. Que no es más que mi Opel Vectra tuneado.
Pero ella también sigue en sus trece: autobús.
Espero que este año todo sea distinto.
Catorce de Julio de 2007,
6.03 A.M
Dejo mi maleta en el pasillo y me dirijo hasta la cocina. Me sirvo un somero desayuno y después de dar buena cuenta de el, camino hasta mi aciago destino.
6.07 A.M
Entro en el salón y allí esta ella. Con los brazos cruzados sobre su pecho y mirándome por encima del cristal de sus gafas.
-¿Y bien?.- me pregunta.
Tomo aire y me planto frente a ella. Justo entre la mesita y la puerta.
-Ya sabes mi respuesta. ¿Y tu?.
Ella esboza una fría sonrisa en sus labios.
-También la conoces.
Guardamos silencio.
El ambiente esta cargado, es tenso, una suave corriente penetra por las ventanas entreabiertas alzando levemente las cortinas.
Un par de cojines se deslizan entre ella y yo, como si de un matorral seco se tratase.
Incluso puedo escuchar el “ ninoninoni nanierooo…” característico de obras maestras como “El bueno, el feo y el malo”.
-Eh…- me llama.- ¿vas a contestar?.
Pestañeo un par de veces confundido.
Coñio… pero si es mi móvil. Acabo de recordar que le cambie la sintonía.
-Perdón… ¿si?... ¿mama?, mira mama, este no es el mejor momen… si, si, yo también te quiero, si, un par de días… mama, Marta me esta mirando… si… no… yo mas, que no, que yo mas, no yo… Mama, ¿te puedo llamar mas tarde?. De acuerdo, adiós.
Guardo mi teléfono y desvío mi atención hacia ella.
-Lo siento.
Ella asiente pacientemente y enarca las cejas.
-¿Llamo al taxi?, al autobús no puede tardar mucho mas en salir.
Dibujo una sonrisa de autosuficiencia en mis labios.
-No se como, ayer corte el cable del teléfono. Y tu teléfono móvil esta guardado en lo más profundo de esta casa.
Gane, ganeganegane.
Sin inmutarse lo más mínimo, apoya las palmas de sus manos sobre sus caderas y esboza una amplia sonrisa.
Eso es malo, eso es malo… malomalomalo.
-¿Sabes que…?
-¿Si?.
-Tú no fuiste el único que ayer hizo… cosas…
La miro sin comprender.
Sin borrar la angelical sonrisa de su rostro, introduce sus dedos en el bolsillo y saca un llavero del que brotaban un par de llaves.
-No te atreverás…
Con un par de saltitos, dignos de la Paulova, alcanza la ventana, y ante mis asombrados ojos lanza las llaves de mi coche a la calle.
No puedo respirar, no puedo respirar… dios…
-Ese… ese llavero… ese… eso… estaba firmado por George Lucas. ¿Sabes lo que me costo conseguirlo?.
Echando un vistazo al exterior, se encoge de hombros y se ajusta las gafas al puente de su nariz.
-Ahora esta firmado por Michelín.
Dios… dios…
La miro fijamente; esta vez ha ido demasiado lejos.
Ella me mira igualmente, balanceándose felizmente sobre la punta de sus pies.
Sacudo la cabeza.
Recuerdo que en todo concesionario que se precie, siempre dan un segundo juego de llaves.
Sonrio ampliamente.
Ella arruga su frente y me contempla expectante.
Giro sobre mis pies y me echo a correr hacia el dormitorio.
-¡Maldita sea!.
Oigo como maldice tras de mi, adivinando mis intenciones.
Es demasiado lista.
Me lanzo cual atleta olímpico sobre la cama, ruedo sobre ella y alcanzo el cajón de la mesilla.
De pronto, mis pulmones resuellan como un fuelle.
Ha caído sobre mi cuerpo como un luchador de lucha libre.
Aun así, no me rindo.
Me deslizo por la colcha, sabanas, peluches de r2d2 y alcanzo el pomo del cajón. Estiro y saco el juego de llaves.
-¡JA!
Forcejeamos, rodamos y caemos.
-¡SUELTA ESO!.- me grita.
-¡NI HABLAR!.
Situándose sobre mi, agarra con sus dos manos, la mano que guarda mi llavero y estira.
-¡DAME ESO!.
-¡QUE NO!.
Sigue estirando y observo como su rostro comienza a tornarse escarlata.
Y comienzo a reírme.
Es que me parto.
Ella se detiene en su propósito y me mira unos instantes, malhumorada.
-¿Y tu de que coño te ríes?.- me pregunta.
-De ti.- respondo sin dejar de reírme.
Tomando aire, se acomodo mejor sobre mis caderas y enarco una ceja.
Entonces me acorde por que me había enamorado de ella.
8.10 A.M
El “ninoninoni nanierooo” de mi teléfono móvil consiguió sacarme de ese maravilloso estado de somnolencia en el que me encontraba. Me yergo levemente y trato de buscar dicho artefacto del demonio.
Justo en mis pantalones, que yacen sobre la cama.
-¿Si?. Si, ya se que no estamos allí… no, nada mama… nos hemos retrasado.- comento acariciando el cabello de mi princesa / cafetera que duerme placidamente apoyada sobre mi pecho.- si, saldremos sobre las once. No, no, en autobús… vale, no te preocupes, adiós…
Cuelgo mi móvil, lo lanzo sobre la cama y esbozo una suave sonrisa.
-Benditas vacaciones...- susurro besando calidamente su cabeza y recostándome sobre la mullida alfombra con forma de aerodeslizador espacial.- y benditos horarios de autobuses.
Por cierto, que el de la fotico es Snape, Mc Gonagall y la jarcia, de Harry Potter. Del que también voy a dejar el enlace de un video tremendo. Jajaja...