Weno, weno, weno, terminó la partida de Piratas of del Ebro.
Como resultado mi pobre personaje capitán de galeón, ha perdido el susodicho elemento a cañonazos.
Genial.
Me siento un Sparrow cualquiera.
Un Sparrow en cayuco.
Al menos mi personaje en un arrebato a su traidor particular le ha cortado el cuello, pero sin malicia ni perversidad y se ha quedado con sus barquitos de papel que hábilmente ha vendido una parte para hacerse con una goleta mientras lleva su galeón a un astillero para repararlo.
Ah, sí, me lo han hundido en una playa.
Olé, olé.
Teniendo en cuenta además, que sólo he dormido dos horas, creo que por hoy dejaré de escribir.
Mañana sigo contando paranoias.
¿A que esta guapo?
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